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Una diabética mata a su marido con una sobredosis de insulina

Una diabética mata a su marido con una sobredosis de insulina
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1/8/2011 | L.P.

«Estaba harta». Así se justificó ante la Guardia Civil una vecina de Aspe acusada de matar a su marido inyectándole una sobredosis de insulina. El crimen no había trascendido hasta el momento porque la víctima entró en un coma hipoglucémico en junio del año pasado y falleció hace apenas dos meses en el Hospital de San Vicente.

Según fuentes próximas a la investigación, la presunta asesina lleva cerca de un año en prisión preventiva, en principio por tentativa de asesinato. Ahora, tras el fallecimiento de su marido, se sentará en el banquillo por un asesinato consumado. El juzgado de Novelda encargado de la investigación ya ha dado prácticamente por concluido el sumario y ahora la Fiscalía tendrá que elaborar su escrito de acusación.

La sospechosa es una vecina de Aspe que ronda los 55 años y que, según su versión, llevaba décadas soportando un matrimonio plagado de vejaciones e insultos. Según la declaración de la detenida, su esposo la machacaba continuamente espetándole frases como «eres una inútil que no vale para nada» y era extremadamente celoso y posesivo. Estos hechos han sido corroborados por los hijos de la pareja en sus declaraciones ante la Guardia Civil y en el juzgado de instrucción. De hecho, se llegó a deducir testimonio para abrir una nueva causa e imputar al marido por un delito contra la integridad moral, aunque finalmente no se le pudo tomar declaración porque falleció.

Al parecer, la sospechosa intentó separarse de su esposo un año antes del crimen, pero, según confesó, esto no hizo más que empeorar la situación que vivía en casa y finalmente desistió de la separación. Además, la víctima sufría diversas enfermedades y su mujer se encargaba de cuidarlo y darle la medicación correspondiente.

La tragedia se desencadenó hace más de un año, en junio de 2010. Tras una monumental trifulca con su marido, la presunta asesina, que es diabética, aprovechó el momento en que la víctima dormía profundamente para inyectarle tres dosis de su insulina. En las personas que no son diabéticas esta sustancia provoca una drástica bajada del azúcar en sangre que deriva en un coma hipoglucémico.

Cuando su marido perdió la conciencia, la mujer llegó a avisar a los servicios sanitarios. La sospechosa se derrumbó y finalmente confesó que le había inyectado la insulina porque estaba «harta». Aseguró estar muy alterada, que no sabía lo que hacía y que nunca pensó que podía causar la muerte a su marido, como finalmente ocurrió tras meses de agonía en el hospital.

La presunta homicida padecía una fuerte depresión cuando sucedieron los hechos, aunque los especialistas deberán determinar si tenía alteradas sus facultades mentales cuando le inyecytó a su marido las mortiferas dosis de insulina. Si finalmente se determina que fue así, el tribunal podría aplicarle algún tipo de atenuante o eximente.

Actualmente, la sospechosa se encuentra en prisión preventiva en Alicante a la espera de juicio. La insulina, un potente reductor de los niveles de glucosa, puede resultar mortal si se inyecta en personas sanas y en dosis excesivas. Su rastro en el cuerpo desaparece a las pocas horas de haber hecho efecto.

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