NIÑO RUMANO MALTRATADO
Jueves 24 de febrero de 2011 diariodemallorca.es
- Esta semana se juzga en Palma a la pareja responsable del maltrato de Miguel Ángel, el niño rumano adoptado que con tan solo siete años sufrió en junio de 2006 una brutal paliza a manos de su madre adoptiva por "no hacer los deberes". Ingresó en coma en el hospital Son Dureta y actualmente, con 11 años, sufre graves secuelas que lo dejaron con invalidez permanente. La Asociación de Padres de Familia Separados de Balears (APFSIB) se manifestó aquellos días delante del hospital en apoyo del menor no consiguiendo más apoyo que el del propio personal del centro. Las instituciones feministas, los partidos políticos y las autoridades en general no se presentaron porque, supongo, no son proclives a manifestarse en contra de la violencia contra los menores si esta es ejercida por la propia madre, siendo ésta estadísticamente, la maltratadora más frecuente en el ámbito doméstico. También la responsabilidad del Instituto de Menores dependiente del Consell Insular quedó en evidencia al constatarse que desde la adopción había ingresado en urgencias 40 veces en menos de tres años sin que, por ello, se iniciase una investigación o se les retirase la custodia del menor. Pobre hijo, proveniente de una familia rumana humilde con cinco hijos, que no podía hacerse cargo de alimentar una boca más, es dado en adopción internacional para acabar pasando un verdadero calvario. El maltrato continuado ejercido por su madre adoptiva acabó con su futuro que ya nunca tendrá. Con alteraciones visuales, parálisis cerebral y dificultades para alimentarse por sí sólo, requiere de atención constante por lo que se encuentra ingresado en un centro de atención especial para discapacitados. Su minusvalía es del 98%. No podemos permitir que nuestros hijos sean tratados de semejante manera y desde la asociación apelamos a las autoridades a que se comprometan a velar por el bien superior del menor como la prioridad más importante en cualquier decisión que los involucre, es una obligación que hay que asumir si queremos una sociedad mejor. Esperamos que la justicia actúe adecuadamente en este caso, castigue a los culpables y siente las bases para que un acto de desamor, descuido y agresión a un menor indefenso como el que se juzga no vuelva a producirse. (*) Presidente de la Associació de Pares de Família Separats de les Illes Balears (APFSIB). Palma.
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